Benito Díaz
Recientes investigaciones arrojan luz sobre la efectividad de ciertas sustancias psicodélicas en el tratamiento de los Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA). Bulimia, anorexia nerviosa, atracones, podrían tener respuesta en las nuevas psicoterapias asistidas por sustancias tales como la Ketamina, Psilocibina, LSD, MDMA o la Ayahuasca. Estudios poblacionales, sostienen que los TCA tienen una prevalencia del 4,1-4,5% entre jóvenes de nuestro país.
Los TCA tienen tratamientos que ayudan a paliar los síntomas, pero son trastornos difíciles de tratar. Sus índices estimados de recaída alcanzan un 40% tras haber superado la terapia tradicional, que suele incluir asesoramiento nutricional, psicoterapia, hospitalización y medicamentos, tales como antidepresivos, benzodiacepinas, entre otros. A raíz de estas dificultades, se ha atendido a otras nuevas formas de psicoterapia, que incluirían sustancias psicodélicas.
En anteriores artículos, hemos abordado de mano de especialistas, las posibilidades que ofrecen psicodélicos tales como la Ayahuasca, la Psilocibina o el MDMA para tratar trastornos en los que la terapia convencional tiene escaso éxito, por la imposibilidad de acceder a ciertos rincones de la mente racional. Tal como nos explicaba la doctora González en estas mismas páginas, las sustancias psicodélicas actuarían en estas nuevas terapias como catalizadoras de procesos mentales, haciendo dar pasos en el proceso terapéutico. “Durante la experiencia psicodélica se manifiestan o se hacen conscientes los bloqueos que impiden el crecimiento y los caminos a recorrer por esa persona como ser humano. Al hacerse conscientes, es mucho más fácil trabajar en ellos durante la psicoterapia”.
Debemos recalcar la cuestión de la decisión médica para llevar a cabo este tipo de tratamientos, pues de ninguna forma se debe alentar a personas con TCA a experimentar con psicodélicos para “automedicarse”. Estos tratamientos requieren una estrecha supervisión psicológica para alcanzar resultados y metas.
Anorexia
Uno de los estudios más prometedores, aborda la cuestión de la anorexia nerviosa. Esta enfermedad, según Natalie Gukasyan, psiquiatra titulada por la Universidad John Hopkins que dirige un estudio sobre estos nuevos modelos de psicoterapia, está caracterizada por la autoimposición de reglas rígidas para controlar la ingesta de calorías y gobernar la situación mediante el ejercicio físico, en combinación con una fuerte sensación de ansiedad cuando se eliminan esas reglas. Las personas con anorexia se sentirían obligadas a pasar por pensamientos repetitivos, quedando atrapadas en acciones determinadas por esos bucles. “La Psilocibina puede “romper el patrón” de esos pensamientos y comportamientos inadaptados”, expone la doctora Gukasyan.
“Gran parte de las personas que recibieron Psilocibina, informaron de un cambio de comportamiento positivo a largo plazo. Es significativo, porque la anorexia es un trastorno del comportamiento y es necesario que te comportes a tu manera y hallar la forma de comportarte para continuar con tu vida”, explica Gukasyan, refiriéndose a la cantidad enorme de fuerza que es necesaria para llevar a cabo estas acciones que permitirían al final “superar esos factores emocionales profundos y arraigados” en declaraciones al medio NEO. LIFE
Bulimia
Este trastorno de la conducta alimentaria, según definición de Clínica Mayo, es grave y fatal en potencia. “Es posible que las personas con bulimia tengan en secreto episodios de atracones, es decir, que coman grandes cantidades de alimentos y pierdan el control de su alimentación, y luego vomiten, para tratar de deshacerse de las calorías adicionales de forma no saludable”, aclaran. “Para deshacerse de las calorías y evitar aumentar de peso, las personas con bulimia pueden usar distintos métodos. Por ejemplo, pueden inducirse el vómito con regularidad o usar laxantes de manera inapropiada, suplementos para bajar de peso, diuréticos o enemas después del atracón. O pueden usar otras maneras de deshacerse de las calorías y evitar aumentar de peso, como ayunar, adoptar una dieta estricta o hacer ejercicio de forma excesiva”.
La oportunidad que brindan los psicodélicos al facilitar la capacidad de “reordenar” las conexiones cerebrales, permitiendo superar patrones muy arraigados, sería de gran ayuda en estos casos, siempre monitorizados por psicólogas y psiquiatras, que prepararían a la persona antes, durante y después de las tomas de sustancias. Personas expertas en el campo apuntan a las potencialidades del MDMA como entactogénico, es decir, sustancia que produce una empatía por los demás, para intentar superar el trauma o la ansiedad que produce la enfermedad. Así mismo, también señalan a las propiedades de la Ayahuasca.
Trastorno por Atracones
El TCA relacionado con el apetito desenfrenado, es descrito por Clínica Mayo como “trastorno grave de la alimentación en el que el paciente suele consumir cantidades extraordinariamente grandes de alimentos y se siente incapaz de detenerse”. “Casi todos comemos de más en algunas ocasiones, por ejemplo, cuando nos servimos una segunda o una tercera porción de una comida durante las fiestas. Sin embargo, para algunas personas, comer de manera excesiva con la sensación de que se pierde el control y que esto se vuelva algo habitual pasa a ser un trastorno de apetito desenfrenado” añaden, a lo que se sumaría la sensación de vergüenza, un denominador común en los TCA.
Los estudios consultados, están acercando modelos de terapia que se ayudan del MDMA en estos casos. Según explica Adele Lafrance, psicóloga clínica, al facilitar la sensación de conexión, el MDMA puede crear una fuerte “alianza terapéutica” entre los participantes y los terapeutas, dando lugar a un nivel de confianza suficiente para ayudar a una persona a sentirse protegida mientras exploran sus emociones, recuerdos y pensamientos profundos. “Esto es muy ventajoso para el tratamiento de personas con trastornos alimentarios, ya que a menudo se sienten desconfiados en las relaciones interpersonales, sin saber si la otra persona puede satisfacer o incluso, reconocer sus necesidades emocionales”.
La doctora, que cuenta con numerosas publicaciones al respecto de los TCA y sus tratamientos con psicodélicos, sostiene que la confianza que fluye hacia los psicoterapeutas, también se dirige hacia el interior de las personas en tratamiento. “Las personas comienzan a confiar en sus propios procesos internos, que van desde las sensaciones corporales, incluidas las señales de hambre, hasta la experiencia de la emoción, incluidas la ira y la vergüenza”.
Estadísticas
A la vista de algunos datos recopilados por la asociación TCA Aragón, el problema con estos trastornos es más importante de lo que podría pensarse. Desde esta asociación, se requiere más recursos sanitarios para afrontar la situación de desprotección y abandono en la que se encuentran las personas que los sufren, con el consecuente riesgo para la vida.
La información señala que los TCA son más frecuentes en mujeres (9 de cada 10 casos). El 94% de los afectados son mujeres de 12 a 36 años, aunque cada vez se dan más casos entre varones y gente mayor. El 70% de los adolescentes no se siente bien con su cuerpo y 6 de cada 10 chicas piensa que sería más feliz si estuviera más delgada. Alrededor del 30% de ellas muestra conductas patológicas. Además, un 11% de los adolescentes está realizando conductas de riesgo susceptibles de resumirse en un diagnóstico de TCA.
Los TCA, según estas estadísticas, está situada entre las tres enfermedades crónicas más frecuentes entre adolescentes. La anorexia es la enfermedad mental con mayor tasa de mortalidad, por encima de otras como la esquizofrenia o el trastorno bipolar.
Pueden consultar los datos en la página web de la asociación.