Benito Díaz
El concepto de “terruño” o “lugar de procedencia” que el doctor en Geografía, Pierre-Arnaud Chouvy, desarrolla en uno de sus últimos artículos, tiene más que ver con una marca que proteja a comunidades indígenas que han desarrollado sus propias variedades de cannabis de forma natural, que con un distintivo de calidad que aportaría estatus al “cannabis artesanal” frente al “cannabis industrial”.
El autor del artículo es doctor en Geografía, Universidad de La Sorbona de París. Pierre Arnaud Chouvy, además es fotógrafo y parte integral del centro de investigaciones científicas dependiente del Ministerio de Investigación francés. Además, ha escrito numerosos papers al respecto de la geopolítica de las drogas ilegales, disponibles en su página web, Geopium.
El texto refiere de forma concreta la existencia de los terruños en el Cannabis, su definición y delimitaciones, dimensiones biológicas y cómo esas plantas han llegado ahí, dada la cultura y sociedad que las ha rodeado en su tradición. Apunta a factores comerciales y a contextos político-territoriales que afectarían a las variedades autóctonas, dando lugar a un compendio actualizado con las últimas referencias a regulaciones del Cannabis en el ámbito internacional.
El terruño
El terroir o landrace, en inglés, aparece definido en el documento como “un concepto complejo según el cual la tipicidad de un producto está determinada tanto por su entorno natural como por el cultural, y que una variedad autóctona es una variedad domesticada de una especie vegetal (o animal) que, debido al aislamiento, se ha adaptado a su entorno natural y cultural. En términos más complejos, se puede decir que un terroir es la expresión de cómo los factores no genéticos, como los ambientales y culturales, influyen en el genotipo, así como en la plasticidad fenotípica de un determinado cultivar, sobre todo, a largo plazo, de una variedad autóctona”.
El autor, sostiene que, a pesar de que el Cannabis es una planta de gran versatilidad que puede cultivarse en cualquier lugar entre los 50º norte y sur, siempre ha provenido de lugares tales como Asia, África y Latinoamérica, a los mercados del norte global. En 1960, se comenzó a expandir su cultivo por lugares como EEUU y Europa, gracias a nuevas técnicas de cultivo en interior y exterior, y al desarrollo de híbridos de gran rendimiento. “A partir de la década del 2000, un mercado global de rápido crecimiento y el éxito de los híbridos modernos, ha facilitado una ascendente tendencia a la legalización global. Esto ha puesto en peligro las variedades autóctonas y, por consiguiente, los terruños donde crecen”, expone Chouvy.
Tanto terruño como especies autóctonas están relacionados por su geografía, historia y entorno socio-político, por lo que habría que considerarlos en su conjunto por el bien, no solo de la biodiversidad, sino también por la seguridad del sustento de algunos labradores que viven en las zonas más pobres del mundo. Ahora, estos agricultores deben enfrentarse a cuestiones como la erosión genética y cultural, dados los modos de cultivo intensivos de grandes compañías, en ocasiones, multinacionales. Chouvy denuncia desde su artículo la intervención de intereses mercantiles en pequeñas poblaciones de tradición agrícola, debido a la “fiebre verde” (Green rush) que ha traído la ola de regulación mundial. “El rápido desarrollo de las grandes empresas de Cannabis, supone una amenaza tanto para a la diversidad genética y cultural, como para el pequeño cultivo de Cannabis y Cannabis artesanal, es decir, para las granjas comerciales más pequeñas, independientes y “grows” que utilizan métodos de producción artesanales en lugar de industriales-masivos”.
Injerencia neocolonialista
Una parte importante del debate político al respecto de estos terruños, son los cambios legislativos den el norte global, como los de Canadá y EEUU, al respecto de los términos de impacto que estas regulaciones podrían tener en sus propias comunidades y economías, con afección del mercado ilícito, mafias y costes asociados, pero también en términos de nuevas tasas e impuestos. “Apenas se ha debatido cómo los cambios en la legislación del Norte pueden afectar a las condicones socioeconómicas y políticos de los países productores del Sur, donde las comunidades históricas de cultivo de Cannabis es muy posible que se vean afectadas por la mayor productividad y escala industrial del cultivo intensivo de Cannabis que se está desarrollando en todo el mundo” explica Chouvy.
El investigador menciona a Duvall al referirse a los casos actuales de liberalización del Cannabis en África, diciendo que personifican al neocolonialismo, puesto que el capital extranjero se utiliza para explotar los recursos del continente, tales como tierra, agua, mano de obra y Cannabis, en lugar de ofrecer posibilidades reales para que los africanos puedan acumular riqueza. “En este contexto, el interés por los terroirs y las variedades autóctonas de Cannabis está creciendo rápido, pero no sin confusión. Las semillas de variedades autóctonas han ganado en popularidad y los criadores y “cazadores de variedades” las han comercializado junto con la amplia ofreta de semillas híbridas. Y, aunque los bioprospectores llevan mucho tiempo buscando variedades autóctonas de diversas plantas, el Cannabis también se ha convertido en el objetivo de una búsqueda mundial de variedades famosas que, a menudo, desaparecen sin dejar rastro. Sin embargo, mientras las variedades nativas de Cannabis provenientes de África, Asia y América Latina se han hecho muy populares y se comercializan de forma intensa en Europa y América del Norte, los terruños del Cannabis aún no han recibido esa atención”, aclara el geógrafo.
Denominación de Origen Protegido
El sistema de protección llevado a cabo por la UE para evitar lo que Chouvy denuncia es algo que no se utiliza o conoce fuera de sus fronteras. Sería ésta una denominación antitética frente a la comercialización que el estudioso relata, por ir en contra de la tendencia mundial de mercado. “La filosofía que subyace a la regulación de las DOP es proteger, mediante un nombre, un producto único que no puede reproducirse en ningún otro lugar. La producción debe estar totalmente circunscrita a una zona geográfica específica y las características del producto deben estar relacionadas con esa zona e influenciadas por ella”. Así, explica Chouvy, podemos entender que un producto con DOP no es únicamente un producto cuyo origen geográfico está comprobado, además, es un producto cuya especificidad y tipicidad están determinadas por un lugar de origen determinado, no solo por la procedencia y, en consecuencia, son productos que están lejos de ser únicamente productos locales. “Por tanto, los productos con DOP, al igual que los productos del terruño con lo que están esencialmente relacionados, difieren en gran medida de los productos básicos normales, o de los productos de marca”.
El experto continúa revisando el concepto de terruño y cómo el tipo de terreno, el clima, las precipitaciones, la costumbre local y otros factores, determinan la calidad y los componentes de las plantas, que, sin poder ser relacionadas de forma directa con otros productos con DOP, como el vino o el queso en nuestro país, sí podrían disfrutar de un status semenjante.
Pueden consultar el documento íntegro en su página web, así como distintos papers relacionados.