Benito Díaz
La conferencia ÁGORA IX, organizada de forma regular por el Plan Nacional sobre Drogas, se celebró el pasado día 31 de marzo, dando voz a instituciones tales como la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS), el Observatorio Español de las Drogas y Adicciones (OEDA) y Socidrogalcohol. La conversación giró en torno a los supuestos problemas del consumo de Cannabis y a realizar un retrato de la situación actual.
El acto fue presentado por el delegado del gobierno para el PNSD, Joan Villalbí, que, a su vez, presentó a las personas elegidas para la conferencia y que mencionaremos en orden de aparición. Primero, Begoña Brime Beteta por la OEDA, a su vez trabajando en el PNSD. Después se intentó con Lidia Fernández Matellano, del departamento de Inspección y Control de Medicamentos de la AEMPS. Sin embargo, problemas técnicos con el sonido en la conferencia telemática, hicieron que su turno pasase a Francisco Arias Horcajadas, médico y portavoz en la mesa de Socidrogalcohol. El turno de Brime fue recuperado tras esta exposición, quedando en último lugar.
Todas las organizaciones mencionadas, lucen en sus páginas web el logo del Ministerio de Sanidad, por lo que se deduce que reciben prestaciones presupuestarias de ésta institución pública al tratarse de organizaciones sin ánimo de lucro. El tono de la conferencia giró en torno a su título, “Situación y Perspectivas de los problemas derivados del Cannabis”.
Begoña Brime (OEDA)
La directora del organismo, presentó una serie de datos extraídos de multitud de encuestas, tales como la Edades o la Estudes, que hemos analizado en estas mismas páginas. La antigua funcionaria del Ministerio de Sanidad, expuso también algunos “indicadores” tales como la frecuencia de crecimiento de los tratamientos psicológicos por consumo, las visitas de urgencia, transmisión de enfermedades infecciosas o la mortalidad, que estos indicios parecen relacionar con el Cannabis. Sobre este concreto, Brime resaltó el ascenso en tratamientos para dejar el Cannabis, que estarían superando a los intentos para dejar los opioides, algo normal, dado que es más fácil acceder a Cannabis que a opioides en el mercado ilícito, según informes.
Brime también aseguró que se están produciendo más visitas a urgencias por “problemas derivados del consumo de Cannabis”, sin especificar qué tipo de visitas serían éstas. No es lo mismo ir al médico por una indigestión de dulce que por “sobredosis de Cannabis”.
En cuanto a la “mortalidad”, Brime sirvió el tibio argumento de que el Cannabis es “una droga de acompañamiento” que está presente en el 25% de los casos de fallecimiento por sobredosis, echando el peso de otras sustancias encima de la planta sin mucha más relación. Otro vínculo sesgado sería la firmeza con la que Brime aseguró que “los jóvenes que pasan más tiempo fuera de casa y que vuelven más tarde, tienden a consumir más Cannabis”, mientras señalaba un gráfico poco resolutivo. Para concluir, se refirió a unas infografías que mostraban ciudades de Europa donde se habrían encontrado más rastros de “metabolitos del Cannabis” en sus aguas residuales, dando como seguros estos datos en relación a la prevalencia de consumo y pasando por alto cuestiones como el narcotráfico que, a la vista de los lugares señalados en el mapa, podría ser una posibilidad real.
Francisco Arias (Socidrogalcohol)
El médico psiquiatra comenzó su disertación con una frase en la que culpaba a los medios de comunicación de “no ser fiables en cuanto a la información relacionada con el cannabis”. Tras esto, analizó los distintos modelos de regulación de naciones como EEUU, Uruguay o Canadá, luciendo el conocido argumento de “las evidencias sobre la efectividad medicinal del Cannabis son escasas” o “las regulaciones se basan en pocas evidencias científicas”, despreciando la numerosa cantidad de estudios al respecto y las experiencias de estos gobiernos, avalados por consejos médicos y científicos.
Bajo esas premisas, dedicó su intervención a intentar desmontar el argumentario cannábico, punto por punto. Mencionó el referéndum de Nueva Zelanda, en el que ganó el no a la regulación por un 51,17% frente a un 48,83%, un estrecho margen que fue obviado por Arias. El orador confundió los argumentos de la industria cannábica con los del movimiento cannábico en general, tildándolo de “lobby”. Además, sugirió que el movimiento cannábico “responsabiliza de sus actos a las personas, aumentando el estigma”. Más tarde, conectó el consumo de Cannabis con el de Alcohol, como sustancias de uso complementario y explicó que el mercado ilícito sigue siendo fuerte en lugares con una regulación sólida, como Uruguay o el estado de California (EEUU).
Villalbí aprovechó el momento para explicar que estas experiencias en países soberanos, “no son experimentos controlados, sino experimentos descontrolados”, entre risas.
Lidia Fernández (AEMPS)
Recuperado su turno de palabra, la doctora en farmacología examinó las políticas de drogas actuales, recordemos, instauradas por la ONU en base a consejos de la OMS entre los años 1961 y 1967. Listas de fiscalización, salida del Cannabis de la lista IV en 2020, cambios en las regulaciones a raíz de esta salida, partes fiscalizadas de la planta y otros acuerdos internacionales, fueron el foco de Fernández en su coloquio. Volvió a utilizar el recurso de la falsa dualidad entre las moléculas de la planta con el THC como malo y el CBD como “bueno”, incluso llegando a declarar que el CBD en productos médicos puede transmutarse en THC por algún motivo que más tarde declaró que era “poco concluyente dado que se trata de menciones en estudios de la OMS en los que hay alguna evidencia”, en el turno de preguntas.
En resumen, y según las tablas mostradas durante su monólogo, el Cannabis Terapéutico proveniente de medicamentos controlados por farmacéuticas es correcto, mientras que las fórmulas magistrales y tinturas, no tanto.
Villalbí volvió a aprovechar el final de la intervención para apuntar la postura del PNSD, advirtiendo que “uno de los principales argumentos de los grupos pro-cannabis, es que el producto es natural, cuando se sabe que se llevan a cabo selecciones entre variedades y poco menos que manipulación genética para conseguir más potencia de THC en sus productos”, otro manido argumento del prohibicionismo.
En el turno de preguntas, a respuesta de una cuestión de Cannabis.es, que pedía más claridad en esa supuesta relación entre el consumo de Cannabis y el de Alcohol, Arias reculó en su posición, admitiendo que “las pruebas de esta relación no son concluyentes, es posible, se observa cierto consumo conjunto. No está claro”. Otra afirmación “ad hoc” presentada como prueba fehaciente más que se suma a la lista de choques internos entre pruebas reales y elucubraciones.
La conferencia concluyó con una salva de agradecimientos por parte del presentador, dejando al público con la sensación de que había asistido a un sermón neoconservador que buscó más el control paternalista de las vidas privadas de las personas, antes que una conducción segura que evite accidentes de tráfico, por ejemplo.