Arnau Alcaide
Hablan de avances, pero la planta sigue prohibida y, con ella, las personas que la usan. El PSOE ha presentado en medios generalistas el informe con su propuesta de regulación del cannabis medicinal. En ella, solamente dispone que los hospitales puedan hacer preparados de cannabis, una excepcionalidad que se justificó en la composición sesgada de la subcomisión, y abre la puerta al desarrollo autonómico, donde recaen las competencias en Salud, para dotar de acceso real a pacientes. La conclusión socialista derivada del transcurso de la subcomisión queda ahora para las enmiendas del resto de grupos políticos durante los próximos 10 días.
La propuesta deja fuera y en la ilegalidad todas las demás formas de abastecimiento, haciendo caso omiso a las peticiones de pacientes, clínicos, investigadores en cannabinoides y el Colegio de Farmacéuticos, que se había prestado a incorporarse al modelo europeo de producción y venta de preparados de cannabis. «Ser los últimos tenía una ventaja, pero parece que no se ha sabido aprovechar. No hemos aprendido nada de los demás países. Aún quedan 10 días para las enmiendas, etc. El informe es tan malo y está tan mal redactado que dan ganas de llorar», lamentó Carola Pérez, presidenta del Observatorio Español de Cannabis Medicinal (OECM).
Pacientes, de esclerosis múltiple, algunas formas de epilepsia y dolor crónico no oncológico, que podrán acceder al cannabis medicinal con esta propuesta; pero eso sí, con un trámite burocrático mucho más complejo que el del resto de medicamentos, que se obtienen con normalidad en las farmacias. Pacientes que no tendrán ninguna garantía legal si desean autocultivar o asociarse. El CBD estará en las tiendas y en los hospitales, pero las farmacias no podrían hacer preparados dentro del sistema sanitario aunque vendan sin receta productos ya transformados de CBD. Otro despropósito es que no regulan la vía de administración más rápida, la respiratoria, e incluso cuando está indicado, como contra el dolor, no permitirían la dosificación rápida. También se dejan fuera todos los trastornos mentales, enfermedades neurológicas o cánceres, reconocidos, por ejemplo, en Reino Unido
“Que la dispensación sea solo en hospitales supone un problema enorme”, apunta Pérez para El Diario, “es una burocracia horrible, cada mes tienes que ir al hospital a recoger la medicación”, destaca del esfuerzo que tendrán que hacer dada la excepcionalidad con la que se trataría. «El paciente no debería estar pendiente de quién gane las elecciones en su región, la regulación debería hacerse mediante un decreto del Gobierno, que no dependa del código postal de los enfermos», lamenta a su vez para ABC que ahora el acceso real quede a la buena fe y signo de los gobiernos autonómicos.