Arnau Alcaide
Un estudio de los patrones de consumo del Estado de Washington después de la regulación del cannabis recreativo revela que las personas que usan cannabis usan menos otras sustancias. La investigación realizada a partir de un sondeo del que se cruzaron los datos de más de 12.600 jóvenes de 18 a 25 años desmiente la llamada ‘puerta de entrada’, por la cual especialistas de adicciones afirman que el uso de cannabis conduce de facto a la aceptación y uso de otras sustancias.
La investigación de Charles B Fleming et al. evalúa las tendencias en el consumo de alcohol, nicotina y analgésicos sin receta y los cambios de estas tendencias cuando están asociadas al consumo de cannabis. El objetivo precisamente es el estudio de los efectos de la política pública regulatoria que se aplicó en 2016, descrita como «liberalización» del cannabis, y de la que ya se puede ir apreciando un cambio de tendencia.
«La prevalencia del consumo de alcohol en el último mes, el consumo excesivo de alcohol (HED) y el consumo de cigarrillos y la prevalencia del uso indebido de analgésicos en el último año disminuyó, mientras que la prevalencia del uso de cigarrillos electrónicos en el último mes aumentó desde 2016 (el primer año evaluado)», explican los resultados.
Mientras que la trayectoria generacional al estudiar el consumo de la población venía siendo de mayor prevalencia de otras sustancias entre consumidores ocasionales y frecuentes de cannabis, en comparación con los no consumidores de cannabis, en la población entre 21 y 25 años se «debilita con el tiempo» esta asociación: «El uso indebido de analgésicos y HED [borracheras] se debilitaron con el tiempo entre las personas de 21 a 25 años».
«Contrariamente a las preocupaciones sobre los efectos indirectos, la implementación del cannabis no medicinal legalizado coincidió con la disminución del consumo de alcohol y cigarrillos y el uso indebido de analgésicos. El debilitamiento de la asociación del consumo de cannabis con el consumo de otras sustancias entre personas de 21 a 25 años requiere más investigación, pero puede sugerir una mayor importancia de los esfuerzos de prevención y tratamiento específicos del cannabis«, concluye.