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Autocultivo de cannabis: expectativas vs. realidad

Autocultivo de cannabis: expectativas vs. realidad

Benito Díaz

Las regulaciones para liberar distintos usos de la planta de cannabis, se han sucedido en todo el mundo en las últimas décadas. Sin embargo, no todas las normativas contemplan el autoconsumo como vía de abastecimiento, siendo éste punto uno de los obstáculos más difíciles de salvar. Buscamos comprender por qué este aspecto plantea tantos desafíos, en nuestro país y en otras naciones.

Los avances en políticas de drogas que hemos podido seguir en estas mismas páginas han podido regular varios aspectos del ámbito del cannabis, como la posesión, el transporte, las cualidades de la industria productora, los derechos de los consumidores o los porcentajes de principios activos del cannabis que están presentes en los productos. Los consumos personales más comunes reconocidos por las regulaciones son el uso terapéutico y el uso adulto.

El uso terapéutico está destinado a las personas que tratan sus enfermedades con partes de la planta del cannabis, en virtud de sus propiedades medicinales. Por otra parte, el uso adulto es aquel que personas en libre elección deciden hacer de la planta, para su propio disfrute personal, con intención recreativa o lúdica o para obtener alguna de sus propiedades herbales.

Un nexo en común de ambos usos es el abastecimiento. En ese momento, la persona consumidora tiene varias opciones. La primera y más común es recurrir al mercado ilícito, con los riesgos que ello conlleva. La segunda, que en tu país se haya avanzado hasta una regulación que permita una dispensación legal y segura. También puede que existan las asociaciones o clubes sociales de cannabis. O puede estar regulado el autocultivo, es decir, la producción casera de las plantas en un lugar de la vivienda, aunque también hay países como España en los que se ejerce a modo de derecho no regulado.

Autocultivo, ¿qué es?

La publicación del Observatorio Europeo del Consumo y Cultivo de Cannabis (OECCC) titulada “Autocultivo y uso de Cannabis en España”, ofrece un amplio estudio al respecto de esta práctica. En su primera parte, Hugo Madera repasa la historia de la actividad, situando el término como identificativo para las personas consumidoras de Cannabis desde su origen. Esta condición de “bastarse a sí mismo”, unido a la inseguridad que genera estar cultivando una “droga”, implica la necesidad de indicar en la misma palabra que se trata de una acción que tiene por único objetivo el aprovechamiento personal. Para encontrar a los primeros autocultivadores, Madera cita a Juan Carlos Usó, que sitúa estos pioneros en la Guardia Mora del dictador Francisco Franco, que trajeron sus costumbres a la península, y, entre ellas, el del consumo y cultivo de Kiff.

El autocultivo, como menciona Madera, ha sido piedra angular de la estructuración del movimiento cannábico nacional e internacional, punto de partida de las reivindicaciones de asociaciones y CSCs primigenios que usaban las semillas como armas de combate contra la prohibición. De esta forma, definieron aquellas organizaciones e individuos al autocultivador, por ejemplo, a la cita de Martínez Oró, como “aquella persona mayor de edad con capacidad legal que planta, cultiva y procesa el Cannabis sin obtener ningún rédito económico de los productos derivados de la cosecha”. El autocultivo es, desde el inicio, la fuerza que ha unido al movimiento cannábico, que dio lugar a movimientos legendarios como ARSECA, SECA, AMEC, Kalamundia, FAC (luego CONFAC), entre otras; organizaciones políticas, como RC-NOK en Navarra (hoy Luz Verde) o Podemos Cannábico, así como a los bancos de semillas y a los growshops, tal y como los conocemos en la actualidad.

Autocultivo global

Distintos tipos de regulaciones se han sucedido en el tiempo, como hemos mencionado. En el volumen del OECCC, se menciona California como uno de los primeros lugares en los que se ofreció un lugar al autocultivo entre los documentos legislativos. Cabría mencionar en este momento, cuáles son las cuestiones que convierten al autocultivo en un punto de complejo tratamiento. Por un lado, la dificultad de las autoridades para supervisar estas actividades, llegado el caso, concediendo licencias de cultivo que han de ser supervisadas por inspectores, tal es la situación en Canadá, por ejemplo. Tampoco es fácil de acordar el volumen de la producción para consumo propio. Según el escrito del Observatorio, diez gramos diarios sería una cifra respetable. En otros ámbitos, se habla de un kilo al año. Sin embargo, por ejemplo, en Colombia pueden poseerse hasta 20 gramos para autoconsumo.

El autocultivo se permite en Colombia. Usted puede tener hasta 20 plantas. Es mucha Marihuana la que se puede conseguir así, sin embargo, está prohibido distribuirla”, comenta Luis Felipe Cruz, abogado y sociólogo del centro de estudios jurídicos DeJusticia. “Debemos diferenciar entre cultivo para uso recreativo, que existe desde 1986, y cultivo para uso medicinal, que fue regulado hasta 2016. Según la ley 30, el Estatuto nacional de Estupefacientes, permite que las personas tengan hasta 20 plantas, así sean de amapola, marihuana o coca”, explica el abogado, señalando el hecho de que no puede ser almacenado el excedente, existiendo una ambigüedad legal fruto de la realidad en la aplicación de ley. De nuevo, la controversia está en las cantidades.

En el caso concreto del uso terapéutico en Colombia, Cruz indica que el conflicto está en el aprovechamiento de la situación por parte de intereses económicos e industriales, que intentan hacerse con el monopolio del mercado farmacéutico.

México ha mostrado el músculo de su activismo cannábico al lograr una regulación para el uso medicinal y acercar el trabajo para el uso adulto. Sin embargo, la complejidad de su sistema jurídico ha lastrado muchas de las ilusiones que las personas consumidoras habían depositado en la reforma. “El autocultivo es uno de los puntos que ha sido más gravemente ignorado”, comenta Polita Pepper, activista por la libertad de la panta.

“Después de tres años de ley, el reglamento que se obtuvo deja fuera a las personas cultivadoras. Hay una serie de requisitos difíciles de conseguir, elitistas. Se trata de una ley que no se enfoca en las personas y en su derecho fundamental, sino en las multinacionales. Hoy día no hay autocultivo para producir Cannabis de Uso Terapéutico, que es la única ley firme que tenemos”, explica Pepper, que relata el camino recorrido para la obtención de su ley de Uso Adulto, un vericueto legal con el que, al final, se consigue un amparo de la Corte Suprema con el que las autoridades judiciales mexicanas y no la ley, permiten el cultivo.

No menos enredado es su sistema legislativo, en el cual la Ley de Uso Adulto se atascó en un último paso, declarándose al fin, por inacción, la inconstitucionalidad de la prohibición. “No efectivizan protocolos, no sacan un mecanismo ciudadano para el acceso, estamos en la nada. El autocultivo estaría en este Uso Adulto, como única vía de llegada democrática y universal, algo que no está garantizado en ninguna de estas discusiones pues las instituciones son incompetentes y existe una profunda falta de voluntad política”.

La legislación de Canadá, es quizás una de las que más libertades concede a las personas usuarias de cannabis. Su normativa contempla la mayoría de edad legal, los puntos de venta bajo tutela del gobierno, prohíbe la venta a menores y conducir vehículos a motor bajo la influencia de la sustancia. El autocultivo está permitido, con un máximo de cuatro plantas por hogar y la posesión en vía pública de hasta 30 gramos. Por contra, la producción solo puede ser iniciada una vez se tengan los certificados y deben cumplirse a rajatabla los parámetros establecidos, límites máximos de plantas, almacenaje y estimación de posesión. Este cannabis no puede ser compartido ni proporcionado a otras personas.

En Europa, este mismo junio Luxemburgo se ha convertido en el segundo país de la UE que ha regulado el autocultivo después de Malta, que se coló aprobando la ley antes cuando el país centroeuropeo ya había dado el anuncio. Como hemos explicado con anterioridad, la ley en Luxemburgo permitirá el comercio de semillas y la producción casera de plantas de marihuana sin importar la cantidad de THC presente en ellas. Se puede comprar semillas en tiendas, importarlas del extranjero o comprarlas por Internet. De hecho, el gobierno del país planea impulsar la producción nacional de semillas nacionales con objeto comercial. Sin embargo, en la vida real la prohibición de consumir y transportar cannabis en público será mantenida, aunque existe la despenalización de tenencia de hasta tres gramos, siendo ésta una falta y no un delito.

La reguladora de Malta, Mariella Dimech, atendió a Cannabis.es para explicar los reglamentos que la agencia reguladora de nueva creación esperaba implementar en el corto plazo para facilitar el autocultivo mancomunado en asociaciones cannábicas, el eje central de la regulación del país mediterráneo. De momento, solo el autocultivo está plenamente desarrollado: máximo de 4 plantas y hasta 50 gramos de acopio en casa. Su visión de la regulación, revolucionaria en cuanto a dejar atrás los planteamientos punitivos, parte de las intenciones del gobierno progresista de convertir el país en la punta de lanza europea de los derechos civiles, aun cuando el país no tiene una cultura cannábica muy extendida bajo la percepción de la doctora en psicología.

España

Las distintas propuestas de regulación que se han presentado en el Congreso de los Diputados, tales son las de Más País, Esquerra Republicana o Podemos, sí han recabado la información necesaria para reivindicar el autocultivo como vía de aprovisionamiento, con distintas cantidades de producción. Seis plantas y una recolección máxima de 480 gramos anuales, propone ERC. Por su parte, Más País asume una plantación de no más de 12 individuos femeninos, almacenaje de flor seca, no más de 3.650gramos, de otros derivados, 1.000gramos, además de espacios adicionales de un metro cuadrado (1m2). En cuanto a la propuesta de Podemos, consideraba que no era necesaria la creación un registro para el autocultivo. Aparte de las recomendaciones de seguridad, en exterior no podría superar los 20m2, ni en interior los 4m3. En el tema de la producción y almacenaje, podrían disponerse de hasta 3,65kg de flor seca o 1kg de extracciones, “siempre sin sobrepasar los 365 gramos de THC”, acumulable una vez si se convive con otra persona.

Luz Verde, el partido cannábico, también presentó una propuesta de regulación en el Senado, hace pocas fechas, que fue rechazada por la bancada de la derecha. Su representante, Fermín Les Lacosta, piensa que lo que puede esperarse de la reforma de ley, es una interpretación decepcionante. “No tengo muchas esperanzas, es un tema que consume muchos recursos y PSOE va a ser todo lo restrictivo que pueda. Por ejemplo, Daniel Viondi repite mucho que es necesario obtener una “seguridad jurídica”. Sin embargo, parece olvidar que el Tribunal Constitucional ya ha establecido todo lo que se puede y no se puede hacer mediante las leyes aplicadas en Cataluña. El autocultivo es algo que no se permite incluir en muchas regulaciones, como las de Navarra y Cataluña. Por eso las tumbaron”, comenta Lacosta.

“El PSOE, de forma errónea, piensa que meter cualquier referencia al autocultivo va a ser causa de que le tumben la ley, pero lo que dice la sentencia de esos tribunales, es que el autocultivo lo tiene que regular el Estado”, explica el presidente de Luz Verde, que subraya que lo que se han propuesto desde su partido es regular el vacío legal en torno al Cannabis, con especial incidencia en esta actividad. “Autocultivo para autoconsumo. Llevamos reivindicándolo desde 2014 y en todas las ocasiones la respuesta ha sido “no”, todo en nombre de la mencionada “seguridad jurídica”, responde Les Lacosta, que no encuentra el sentido de que exista una doctrina jurídica aplicada a muchos casos, sin que exista una regulación. Añade que serían necesarios unos tipos impositivos, pautas en cuanto a número de plantas concreto, visibilidad de las plantas, medidas de seguridad, etcétera.

En el caso de España, es un debate que no se puede sustraer de la conversación del cannabis. Y a pesar de este agujero legal que en ocasiones permite el cultivo, no siempre se puede aplicar. Además, las personas con patologías pueden seguir cultivando, aunque no les den permiso, y luego, si hace falta, ya te defenderás en el juzgado”, concluye el presidente de Luz Verde, cuyas sospechas de que el PSOE fuera a presentar una ley restrictiva, para contar con el apoyo del PP y que éste no presente recurso ante el Constitucional, se han visto confirmadas.

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