Benito Díaz
El gobierno suizo ha elevado una propuesta para ajustar su programa de dispensación de Heroína de grado farmacéutico. A partir del día 30, se podría dispensar la Diacetilmorfina, nombre del fármaco, en residencias de ancianos, hospitales, centros penitenciarios o domicilios, dependiendo del caso. Los resultados de sus medidas, han podido observarse a lo largo del tiempo, destacando como referente en estos ámbitos.
El HeGeBe, siglas en suizo de “Tratamiento Asistido por Diacetilmorfina”, comenzó a aplicarse en 1994, siendo una experiencia pionera de aquel gobierno, pues desde ese momento se haya integrada en su servicio sanitario y psicosocial. Los rendimientos positivos de la medida, llevaron al gobierno a replantear su Ley de Estupefacientes, que se modificó en 2011. Según la página de la Oficina Federal de Salud Pública, “en 2020, alrededor de 1.600 adictos fueron atendidos en 22 centros ambulatorios especializados y 1 institución penitenciaria. En Suiza, alrededor del 8% de las personas adictas a los opioides reciben un tratamiento de sustitución con Diacetilmorfina”.
El proceso para acceder a este tipo de tratamientos, incluye la supervisión estrecha de profesionales sanitarios, los cuales tienen la exclusividad sobre la receta del fármaco y su expedición en centros controlados por la organización sanitaria. Algunas de las características que deben cumplir los pacientes, incluyen el seguimiento de dicho tratamiento durante al menos seis meses sin interrupción, presentar un estado sanitario y social estable, y el riesgo de abuso debe considerarse bajo o muy bajo.
Desafíos del proyecto
Las propuestas para el ajuste de la ley, incluyen la perspectiva de envejecimiento de las personas participantes. Estas personas, en muchas ocasiones, presentan varias enfermedades y ven reducida su movilidad, con lo que se dificulta mucho el traslado al centro para sus citas programadas.
Su patrón de consumo también es más variable. Debemos tener en cuenta que el sistema sanitario permite una dispensación de hasta siete dosis diarias en determinados casos. Sin embargo, estudios demustran que lxs usuarixs que consumen a través de sistemas de dispensación, tienen ganas de ir a menos, a la larga.
Con otros casos, habría que contemplar la posibilidad de que esas personas estén encarceladas, situaciones que se sumarían para dificultar la visita al centro HeGeBe.
La propuesta presentada, cuya entrada en vigor se planea para abril de 2023, cubre dos puntos principales. La dispensación se llevará a cabo en instituciones externas apropiadas y autorizadas, como residencias de ancianos, farmacias, hospitales y prisiones, que podrían en el futuro suministrar y administrar la Diacetilmorfina. Por otra parte, la receta de dichos tratamientos seguirá siendo exclusiva de médicos especialistas en centros autorizados, como aclaramos en lo anterior.
Tratar la heroína con heroína
El concepto puede resultar contradictorio. Según explicaba Josep Rovira, responsable del Área de Drogas de la Asociación Bienestar y Desarrollo, en declaraciones al diario Metropoli en 2021, “no se trata de que dejen la heroína, sino de que dejen los contextos donde se provee la sustancia y que abandonen sustancias perniciosas que tienen un mayor riesgo. En la calle la droga está muy adulterada, no conocen su pureza y, además, están en contacto con espacios donde hay más sustancias”, explicaba entonces, reclamando un modelo de distribución de Heroína copiado del de Suiza. “Si quieres tratar una dependencia, pero no modificas el ambiente de la persona ni consigues que sean más rico, no conseguirás gran cosa. Un consumo de manera controlada, con seguridad, también atrae al consumidor a la red de tratamiento donde puede empezar a trabajar aspectos relacionados con el deseo de cambio”.
El tratamiento con Metadona, la alternativa a la Heroína, deja fuera a un 30% de los heroinómanos a los que este sustituto no les resulta eficaz, señalaba Rovira. “Facilitar directamente la droga de forma controlada desde la administración, beneficiaría al menos a un 8% de ellos”.
Joan Carles March puso en práctica el primer programa de prescripción de heroína de la administración española y el tercero del mundo como coordinador de Investigación de la Escuela Andaluza de Salud Pública (1996-2001). «Los resultados son muy buenos porque los consumidores de heroína administrada mejoraban mucho más que los de metadona», se congratulaba March, siendo además poco eficaz la metadona para el grupo al que le administraba dosificaciones controladas de heroína. «Esto demuestra que no en todos los casos se está haciendo la administración correcta y abre la puerta salvar a muchos pacientes», explicaba entonces, llegando a proponer explorar vías de dosificación diferentes para alcanzar la eficacia «entre metadona y heroína inyectada» con un grupo de población al que «no llegaban».
En la actualidad, el servicio se provee por el tercer sector, dependiendo pues de la implantación de este en todas las áreas geográficas y provisto principalmente por la Asociación Bienestar y Desarrollo, además de alguna más pequeña, que alcanza casi todo el estado de forma desigual. El proyecto de investigación de March fue interrumpido y no incorporado a la sanidad pública.
Referente en política de drogas en Europa
Suiza se caracteriza por su chocolate, su queso, sus competiciones de esquí y la permisividad de sus políticas de drogas. No en vano, ha sido nación pionera en los programas de dispensación de Heroína de los que hablamos, en la implantación de procesos para adecuar el Cannabis de Uso Terapéutico y de Uso Adulto, aprobado en 2019 y sobre el cual se esperaba una resolución el pasado mayo.