Benito Díaz
La Unión Europea presentó su Plan de Acción contra las Drogas el pasado mes de julio. El documento, de unas 80 páginas, repasa hasta 11 objetivos que el organismo pretende cumplir antes de final de año de 2025. La hoja de ruta resalta prioridades como la reducción de la oferta de droga, mejora en la seguridad o reducción de la demanda mediante servicios de prevención, tratamiento y asistencia.
El programa incluye a las principales agencias europeas que trabajan en cada ámbito de acción en particular, como Frontex y Europol en fronteras, el Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE), en colaboración con otras agencias como el Observatorio Europeo de las Drogas y Toxicomanías (EMCDDA), actual Agencia Europea de Drogas. También se aprovecharán sinergias con otros proyectos como el Ciclo de Actuación de UE contra la Delincuencia Organizada y Formas Graves de Delincuencia Internacional (EMPACT). La consecución de los objetivos será presentada ante el Consejo General de la UE, a más tardar, el día 31 de diciembre de 2025.
El informe, redactado con tono belicista y que utiliza imágenes de hombres armados y perros para ilustrar parte del texto, tampoco es parco en vocabulario militarista, denominando por ejemplo “la Estrategia” al planteamiento de los problemas a tratar, “plan de acción” a las propuestas de actuación, o “prioridades estratégicas” a las cuestiones principales del proyecto.
Planteamientos propios de la antigua “Guerra Contra las Drogas”
El corte agresivo de las propuestas, recuerda a medidas que se pensaban superadas y que chocan con la realidad imperante en los países miembros de la Unión Europea.
Las “prioridades estratégicas” pueden resumirse en pocos epígrafes, como “reducción de la oferta de droga: mejora de la seguridad”, “reducción de la demanda de droga: servicios de prevención, tratamiento y asistencia”, “abordaje de los daños relacionados con las drogas”, “cooperación internacional”, “investigación, innovación y prospectiva” y “coordinación, gobernanza y aplicación”.
Los primeros objetivos se refieren sobre todo a la acción contra las redes de crimen organizado que mueven y comercializan sustancias en territorios de la UE. De esta forma, el primer problema a tratar supondría, “luchar contra los grupos de delincuencia organizada de alto riesgo activos en toda la UE y contra los mercados de droga transfronterizos, establecer prioridades en sinergia con el ciclo de actuación de la UE contra la delincuencia organizada y las formas graves de delincuencia internacional (EMPACT); desarticular los modelos de negocio delictivos, especialmente los que fomentan la colaboración entre distintos grupos de delincuencia organizada; y tratar sus vínculos con otras amenazas para la seguridad”.
Las primeras partes del escrito, explican las medidas y las colaboraciones entre distintos organismos europeos, convenios para la lucha contra el narco y cooperación internacional para la detección, incautación y gestión de bienes decomisados. En muchos momentos, se hace referencia en los epígrafes concretos a planes ya puestos en marcha y se hacen alusiones a sistemas que sorprendería pensar que no se hayan puesto en práctica, por ejemplo “aumentar la cooperación activa y recíproca y establecer mejores vínculos entre las autoridades fiscales/aduaneras y los cuerpos y fuerzas de seguridad para mejorar las investigaciones, detectar actividades de blanqueo de capitales basadas en el comercio; desarticular las actividades delictivas y evitar que las ganancias de los mercados de droga se utilicen para promover actividades delictivas o entren en la economía legal”.
Persecución a plantaciones ilegales
El punto cuatro, aborda la lucha contra el tráfico de drogas. El objetivo en este caso es “desmantelar la producción de drogas ilegales y luchar contra el cultivo ilícito, prevenir el desvío y el tráfico de precursores de drogas para la producción de drogas ilegales y abordar los daños medioambientales”. Aunque en el desarrollo del epígrafe, no vuelve a mencionarse el cultivo, es probable que se refiera al cultivo de Cannabis, sin especificar si pudiera contemplarse como autocultivo y reduciendo cualquier criterio al adjetivo “ilícito”. Por el contrario, en la sucesión del punto se refiere de forma concreta a “laboratorios de fabricación de sustancias a través de precursores”, lo que dejaría fuera al Cannabis natural. Sin embargo, son muchas las ocasiones en las que hemos visto referirse a cultivos de Marihuana como “laboratorios de Cannabis”, en medios generalistas.
Reducción de la demanda
Las pretensiones de la Unión Europea, incluyen forzar un decrecimiento de la demanda, a través de factores como la elaboración de información, la financiación de proyectos educativos y de ocio alternativo, implicando a docentes, trabajadores sociales, responsables políticos, familias, etcétera. Comprenden los objetivos la implantación de una “alfabetización sanitaria”, a través de la cual las personas podrían informarse al respecto de estilos de vida saludables.
El lanzamiento de campañas de prevención, alertas tempranas ante la aparición de nuevas sustancias, garantizar el acceso a servicios asistenciales y a programas voluntarios para tratamientos de desintoxicación, prestando especial atención en colectivos vulnerables como mujeres y juventud, son algunas de las medidas con mayor carácter social.
El Cannabis tiene su propio apartado en este bloque, para el cual se pide, “ampliar la base empírica sobre los problemas relacionados con el cannabis, en particular los relacionados con los cannabinoides sintéticos, y mejorar la comprensión de las necesidades de tratamiento y de lo que constituye una intervención eficaz a la hora de hacer frente a estas sustancias”.
En todo el informe, no se hace ninguna aproximación de carácter aperturista al respecto de las decisiones que se están tomando a día de hoy en muchos países de la unión, para los cuales el Cannabis es tanto una medicina como una oportunidad de negocio. Más control y medidas más rígidas, persecución del tráfico de drogas en la web oscura y controles en las paqueterías urgentes, chocan de forma frontal con la decisión soberana de países que desean regular sustancias psicoactivas como el Cannabis o la psilobicina.