Arnau Alcaide
Así lo explica el estudio «Análisis de resultados clínicos de pacientes con trastorno del espectro autista: análisis del Registro de Cannabis Medicinal del Reino Unido«, publicado por Simon Erridge et al. «Los productos derivados del cannabis medicinal» ofrecen «mejoras significativas» en el tratamiento del autismo, de acuerdo a medidas estandarizadas, en los meses 1, 3 y 6 de una investigación de seis meses de duración con 74 pacientes de 33 años de media.
En concreto, las personas tratadas con productos derivados del cannabis medicinal experimentaron «mejoras significativas en la calidad de vida relacionada con la salud general y el sueño evaluado», medidas por las herramientas estandarizadas «EQ-5D-5L, SQS y GAD-7 a 1 y 3 meses, con cambios sostenidos en EQ-5D-5L y SQS a los 6 meses (p < 0.010)», que evalúan la percepción de pacientes sobre los cambios en diferentes aspectos de su salud y calidad de vida. Los niveles en estas han sido comparados con los reportados previamente en el Registro Médico de Reino Unido por las 74 personas participantes del presente estudio.
Pero no sería igual de efectivo para todo el mundo, pues 14 (18.9%) participantes reportaron un aumento de efectos adversos de más del doble hasta los 180 (243,2 %). No obstante, si los efectos adversos estuvieron presentes, «los eventos adversos fueron comúnmente leves (n = 58; 78,4 %) o moderados (n = 81; 109,5 %), en lugar de graves (n = 41; 55,4 %)», y ninguno puso en riesgo «la vida» o la «integridad».
Así pues, con los riesgos bien señalados, el equipo presenta una conclusión favorable y la necesidad de cerciorarlo con un nuevo estudio: «Este estudio demostró una mejora asociada en la calidad de vida relacionada con la salud general y los síntomas específicos de ansiedad y sueño después del inicio del tratamiento con Productos Derivados del Cannabis Medicinal en pacientes con TEA».
«Estos hallazgos, si bien son prometedores, están sujetos a las limitaciones del estudio, que carece de un brazo de control y está sujeto al sesgo de deserción», por el cual temen haber podido perder los participantes que hubiesen reflejado descensos de la ansiedad en las escala GAD pasados los 6 meses. «Por lo tanto, se requiere una evaluación adicional con ensayos controlados aleatorios», es decir, con un grupo de control que no toma cannabis para descartar que la mejora no se produce por otros motivos como el efecto placebo.