En el estudio han participado 2.300 personas entre 18 y 97 años
Los pacientes con enfermedades crónicas experimentaron mejoras significativas en su calidad de vida general y una reducción de la fatiga durante los tres primeros meses de consumo de marihuana medicinal, según un nuevo estudio realizado con más de 2.300 personas. «Los pacientes con ansiedad, depresión o dolor crónico también mejoraron en esos resultados durante 3 meses», apunta el estudio.
El informe, publicado la semana pasada en la revista PLoS ONE, ha sido calificado por los investigadores como un «gran estudio multicéntrico prospectivo de pacientes con cualquier condición de salud crónica a los que se les recetó cannabis medicinal por primera vez entre noviembre de 2020 y diciembre de 2021.» Las edades de los participantes oscilaban entre 18 y 97 años (con una media de 51), y el 62,8 por ciento eran mujeres.
Las afecciones más comunes entre los participantes fueron dolor crónico (69%), insomnio (23%), ansiedad (22%) y ansiedad/depresión (11%).
«Observamos mejoras estadísticamente significativas y clínicamente significativas en la calidad de vida y la fatiga durante los 3 primeros meses en pacientes con afecciones crónicas que accedían al cannabis medicinal prescrito».
Antes de iniciar la terapia con cannabis, los participantes completaron encuestas de referencia sobre calidad de vida relacionada con la salud (CVRS), dolor, sueño, fatiga, ansiedad y depresión. A las dos semanas de tratamiento se les hicieron encuestas de seguimiento, y después una vez al mes durante tres meses. No podían participar en el estudio las personas a las que se había recetado cannabis medicinal en las cuatro semanas anteriores.
A todos los participantes se les recetó el aceite de cannabis medicinal Little Green Pharma, que contiene THC y CBD disueltos en un aceite de triglicéridos de cadena media (MCT) y estaba disponible en cuatro formulaciones: una proporción de THC a CBD de 1:20, una proporción equilibrada de 10:10, una proporción de THC elevado de 20:5 y sólo CBD (proporciones indicadas como miligramos de THC y CBD por mililitro de aceite).
En comparación con la situación inicial previa al tratamiento, los participantes que completaron tres meses de tratamiento informaron de una mejora en la calidad de vida general relacionada con la salud. Los pacientes que sólo completaron la primera evaluación de seguimiento mostraron menos mejoría en comparación con los que continuaron.
Los participantes en general también mejoraron en cuanto a las medidas del dolor, aunque las mejoras fueron mayores entre los pacientes con un diagnóstico de dolor crónico en comparación con los que no recibían tratamiento para el dolor.
«La ansiedad, la depresión y el dolor también mejoraron con el tiempo, sobre todo en el caso de los que padecían las afecciones correspondientes».
Los patrones de sueño no mejoraron entre los encuestados, según el estudio. «El análisis de 534 participantes con diagnóstico de insomnio… no reveló cambios estadísticamente significativos o clínicamente significativos.
La fatiga, sin embargo, sí disminuyó, «lo que indica una mejora clínicamente significativa».
En cuanto a la depresión, los autores escribieron que «aunque las puntuaciones pasaron del rango de gravedad moderada al de gravedad leve, la diferencia no alcanzó el umbral de 5 puntos para una mejora clínicamente significativa». Pero al igual que en otras categorías, la mejoría fue más marcada entre las personas diagnosticadas con afecciones específicas. En cuanto a los 288 participantes con «trastornos de salud depresivos (es decir, depresión mixta y ansiedad, trastorno depresivo recurrente y trastorno bipolar)», según el estudio, «los encuestados pasaron de la categoría grave a la de depresión moderada, con una diferencia de más de 5 puntos que indica una mejora clínicamente significativa».
Las puntuaciones de ansiedad mostraron resultados similares, demostrando tendencias significativas de mejora a lo largo del tiempo, pero sin alcanzar el nivel de «mejora clínicamente significativa», excepto entre los 748 participantes con trastornos de ansiedad diagnosticados. «De media», según el estudio, «las puntuaciones pasaron de ansiedad moderada/grave a ansiedad leve».
Durante el periodo de tres meses, 127 participantes se retiraron formalmente del estudio, alegando diversas razones. Entre ellas, que el tratamiento no funcionaba (52 personas), cambiar de tratamiento (31), efectos secundarios no deseados (30) y que los productos de cannabis eran demasiado caros (14). Sin embargo, la mayoría de los encuestados afirmaron sentir cierto alivio.
A pesar de los resultados ampliamente positivos, los autores reconocieron que al menos algunas de las mejoras notificadas podrían ser el resultado de un efecto placebo.
“Nuestros resultados deben interpretarse en el contexto de un estudio de un solo brazo sin grupo de control». «Existe la posibilidad de que las mejoras observadas se deban en parte al efecto placebo, con el amplio debate público (prensa y medios sociales) sobre los beneficios del cannabis medicinal y su interacción con el sistema endocannabinoide aumentando las expectativas de los pacientes.»
De cara al futuro, el estudio «continuará el seguimiento de los pacientes durante 12 meses para determinar si las mejoras en se mantienen a largo plazo», señala el informe. «Además, se llevarán a cabo nuevos análisis de subgrupos para determinar si los pacientes con afecciones específicas tienen mejores resultados en comparación con otros cuando se utilizan cuestionarios validados específicos para cada afección».
Regulación del cannabis en Australia
El cannabis medicinal está altamente regulado en Australia a nivel nacional, aunque los cambios adoptados en 2016 permiten el acceso entre los pacientes con condiciones de salud que no responden al tratamiento convencional.
En febrero de este año, el gobierno australiano también reprogramó la psilocibina y la MDMA para el tratamiento estrecho del trastorno de estrés postraumático (TEPT) y la depresión resistente al tratamiento.
«La decisión reconoce la actual falta de opciones para pacientes con enfermedades mentales específicas resistentes al tratamiento», declaró entonces la Administración de Productos Terapéuticos de Australia (TGA), señalando que el cambio significaba que «la psilocibina y la MDMA podrán utilizarse terapéuticamente en un entorno médico controlado» a partir del 1 de julio del próximo año.
Al igual que en Estados Unidos, las leyes en Australia pueden variar enormemente según la jurisdicción local. Los legisladores de la Asamblea Legislativa del Territorio de la Capital Australiana (ACT) aprobaron el año pasado un proyecto de ley para despenalizar la posesión de drogas ilícitas de bajo nivel, como la psilocibina, la heroína y la cocaína, en el territorio federal que incluye Canberra, la capital del país.
ACT había despenalizado previamente la marihuana a principios de la década de 1990, y su Asamblea aprobó un proyecto de ley de legalización del cannabis no comercial que entró en vigor en 2020, que permite a los adultos mayores de 18 años poseer y cultivar marihuana para uso personal.