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Avena en rama

Avena en rama

Por Óscar Garabé

Esta mañana buscando en Internet una receta para preparar avena para el desayuno de mis hijos, esto porque según dicen es buena para los huesos, pasando las primeras opciones vine y me encontré con un video llamado Narco Cultivos, la autoría es de Azucena Sánchez y Maria Degand. El contenido del video es un mapa de México sobre un recipiente que parece ser de teflón, con la silueta bien delineada en blanco sobre un fondo oscuro. Marcando las ciudades más sobresalientes en el tema del narcotráfico, Sánchez y Degand han puesto sobre su ubicación en el mapa un grano de avena.


La función de la avena será servir como alimento a un tipo de moho llamado Polycephalum Physarum, que se aplicará posteriormente, y al ser la avena roseada con algún líquido creará el alimento para el Polycephalum Physarum, que es el protagonista del relato. Este hongo crecerá de una manera lenta pero devastadora, cosa que no deja de inspirar terror como lo haría un monstruo gelatinoso venido de las profundidades más radioactivas del mar de Hiroshima, o de Fukushima, para no ir tan lejos, como en algún cómic de la cultura japonesa.

El vídeo es una propuesta muy bella y con una buena dosis de frescura, que en algún instante roza la poesía visual recordando ciertas escenas del Stalker de Tarkovski y más vagamente el Water Wrackets de Peter Greenaway. La acertada elección de los colores facilita la dinámica del espectáculo, sobre todo al ser oscuro el fondo que contrasta artísticamente con el dorado que van tomando los granos de la avena y con la expansión del plasma verde nuclear del Polycephalum Physarum. Si invirtiésemos los colores del fondo, tal vez no se conseguiría percibir la viscosidad alarmante que se lo va tragando todo. El desplazamiento es uniforme y creciente hasta la saturación total gracias a la base plana y lisa en que se arrastra. La belleza estriba en que evoca la floración en cámara rápida. Una agradable metáfora de la erosión de un país por una plaga.

La orografía, tanto física como social e histórica, de México, es muy complicada. La fracturada cara del suelo mexicano primeramente está partida por una alta cordillera que desciende desde Alaska, que se trenza y se destrenza cruzando Canadá y Estados Unidos, y que al entrar a México, ya bifurcada, se le llama Sierra Madre Occidental y Sierra Madre Oriental a cada uno de sus ramificaciones; para finalmente juntarse en el centro del país, donde crean el Valle de México y la alta meseta donde se desarrolló la cultura azteca, a quien se le debe la fundación de la Gran Tenochtitlan, trasformada a golpe de hierro y espada, en Ciudad de México, capital del país. Zona volcánica y por consecuencia muy sísmica. Tal vez por esta característica es donde se dan los chiles más picantes y cierta variedad de setas y cannabis, que también tienen fama de picantes, sabrosos y espirituales. Está accidentalidad, con sus valles, hondonadas, altiplanicies y demás, es lo que ha ayudado al desarrollo del narcotráfico como mega-negocio. 

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En el video los granos de avena representan las ciudades, como actuales puntos de poder. Siguiendo la premisa de que el que siembra tomates para exportar lo hace lo más cerca de la frontera, en las tierras más fértiles y adecuadas y con los corredores de comunicación más seguros y rápidos para su entrega, veremos que dentro de una ciudad no se encuentran lugares con estas características ni con tales dimensiones. Además, si lo que se produce es droga, entonces todos estos requisitos se tendrán que extremar al máximo. La droga es nitroglicerina en rama. Entonces las ciudades aparentemente son puntos de poder, pero solo es un disfraz puesto que los verdaderos cuarteles, guaridas, bodegas, laboratorios, viviendas y sembradíos, se encuentran esparcidos por todo el territorio nacional y principalmente en zonas de difícil acceso, y nunca dentro de las urbes. Las casas de las ciudades, en un principio, eran solo usadas para pernoctar cuando se recogían los químicos necesarios para los laboratorios y para mantener frescas las relaciones con los contactos, cosas imposibles en las serranías y descampados. Pero ahora, ya con la guerra declarada entre los mismos cárteles y el gobierno, estas casas se utilizan sobre todo para arrestos, secuestros, torturas, violaciones, desmembramientos y decapitaciones, necesarias para mantener el estatus del cártel, aprovechando el anonimato que les da el estar dentro de una ciudad, y siempre en los barrios más populares y deprimidos, muy lejos de las guaridas y mansiones de los capos de cualquier bando. A esto le incluimos la especie de acuerdo tácito, ley no escrita, de no violentar a la Ciudad de México donde reside el gobierno y sus poderes legislativos, los capos y sus poderes ejecutivos y todos sus familiares y amantes.

Para demostrar lo intrincado que está la trama, desde hace décadas, tomemos solo un ejemplo. A finales de 1984 fueron decomisadas 8 mil toneladas de marihuana y 2 mil de cocaína en el norte de México, alijo sitiado totalmente en la zona sudeste del estado de Chihuahua, en un lugar llamado Colonia Búfalo, a 35 kilómetros de la autopista Panamericana, que cruza el país de norte a sur y a escasos 500 kilómetros de la fronteriza Ciudad Juárez, que colinda con El Paso, Texas, de Estados Unidos. Eran producto del Cártel de Guadalajara, que era capitaneado por Miguel Ángel Félix Gallardo, Ernesto Fonseca Carrillo alias Don Neto (alias tomado del muñeco de un ventrílocuo famoso en los 70’s por el parecido de sus cejas) y por Rafael Caro Quintero, el más carismático de sus jefes. Dato curioso para nuestra actualidad: no hubo ningún muerto ni tan siquiera un herido, y todos los diez mil jornaleros que trabajaban ahí fueron enviados a sus casas sin ningún cargo; también contaba entre sus empleados con agentes de la Dirección Federal de Seguridad– órgano gubernamental –que eran los administradores. Como anécdota queda el que las fuerzas armadas aseguraron haber quemado todo lo confiscado y además que la pira estuvo ardiendo durante más de 5 días, aunque paradójicamente en las siguientes semanas en las calles de las ciudades de Cuauhtemoc, Juárez y Chihuahua se podía conseguir mercancía para fumar baratísima y de calidad insuperable. Todos los enamorados de María estaban contentísimos, porque aunque las noticias no coincidían con la realidad, como siempre, la situación era casi de jolgorio a pesar del invierno extremo que asolaba la región. De la cocaína no hubo rumores, ni noticias, ni nadie que presumiese de haberla catado. Caro Quintero, ya desde la prisión, ofreció varias veces públicamente pagar totalmente la deuda externa de la nación, todo con las utilidades de su negocio, a cambio de ser excarcelado. Con esto vemos que cada una de las zonas, tanto de cultivo y empaquetado, como la logística del personal de siembra-cosecha y distribución, fueron elegidas no al azar si no con toda la buena mano de una compañía dirigida por ingenieros agrónomos, dirigentes laborales y licenciados en ciencias empresariales. Todo esto realizado, supuestamente, con el visto bueno de las autoridades.

Toda una ensalada geográfica, puesto que Caro Quintero era del norte de Sinaloa, lugar tradicionalmente dedicado a la siembra de amapola desde principios del siglo XX, gracias a la llegada de inmigrantes chinos a la comarca en aquellos entonces, no hay que pensar mal de los orientales puesto que los españoles viajaban con su bota de vino y los chinos con su tiesto florido de amapolas. Sigamos con Caro Quintero, tenía nexos con la mafia colombiana y su centro de operaciones y distribución era mayoritariamente en Los Ángeles, California y sus alrededores, aunque esta delimitación es demasiado absurda. Fue apresado en Costa Rica, que no tiene ejército. El sembradío de Colonia Búfalo fue uno de varios que tenía y era protegido por algunos contactos en el gobierno, en la defensa armada y en las diferentes policías de varios estados, además tenía como pareja a la hija de un político del Estado de Jalisco. Su cártel fue uno de los primeros en ser considerado como tal gracias al organigrama seguido desde una perspectiva mucho más amplia y rigurosa, por sus nexos y contactos con varios países, y por contar con poder y libertad totales de acción. Muchos estados, mucha gente poderosa y muchos países implicados.

Con esto, que pasó hace 30 años, ya vemos la total eclosión geográfica de la distribución del poder de las drogas en el país. El video de Sánchez y Degand solo mostraría lo que sería la enfermedad de la piel de México“La piel siempre es bella” decía mi abuela. El daño sería trasmitido a todo el cuerpo sistemáticamente por las arterias que representarían los brazos de cada uno de los regímenes gubernamentales. Los medios de comunicación serían los nervios, encargados de llevar la propaganda, buena y mala según el caso. Los músculos, la fuerza de trabajo, estarían casi gangrenados por la campaña de enganchar a la mayor cantidad posible de personas a las drogas que se ha hecho en los últimos años (sobre todo al crack o “piedra”, llamada así cariñosamente, y a la heroína), “Consume lo que el país produce” rezaría el eslogan televisivo. Todos y cada uno de los órganos principales, ahogándose sin dejar de latir, serían el pueblo llano. Pero la realidad es que estamos infectados hasta los huesos y nunca mejor dicho. Así que a comer avena. 

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